Escribir es una actividad que aprendemos desde pequeños y que se convierte en una rutinaria. Puede formar parte del trabajo o de la vida cotidiana. Podemos escribir el cuadro clínico de un paciente o podemos escribir la lista de alimentos cuando vamos a hacer compras. En estos casos, creo que llegamos a un punto en que la escritura se convierte en algo mecánico. Sin embargo, cuando escribimos como parte de un proceso creativo, suceden cosas extrañas, pero fabulosas, y quiero contarte sobre ellas. He recibido varios regalos mientras practico el arte de la escritura creativa y los voy a compartir contigo. Los cinco regalos que he recibido de la escritura son:
1. Un estado más profundo de meditación. Hace ya un tiempo, que con la experiencia de los años que tengo, he entendido que es importante escucharme a mí misma. Escribir me ha dado más en ese sentido, porque para expresar lo que siento, tengo que encontrar mi voz. A medida que escribo y que más busco esa voz, más y más cosas son reveladas.
2. Pedacitos del pasado. Desde que retomé la escritura como una actividad habitual en mis días, tengo constantemente revelaciones de mi pasado. Como pequeños vídeos de mi vida, de pedazos de mi vida y para seguir recibiéndolos debo seguir escribiendo. Había olvidado el ritual que realizaba mi abuela para peinar su largo cabello y luego recogerlo en una perfecta trenza y también a un personaje de cuentos que estaba hecha de barro. Esos pedacitos de pasado se los debo a escribir.
3. Me ha convertido en una mejor maestra, y mamá. Soy mamá educadora en el hogar, así que dos de mis grandes roles van de la mano. Escribir ha permitido que crezca en ese sentido porque me obliga a ver las cosas desde varios puntos de vista. Al colocarme en las cabezas de mis personajes, me he vuelto más flexible, no perfecta, y puedo entender mejor a mis hijas.
4. El arte. He apreciado el arte toda mi vida, pero reconozco, que el hecho de escribir ha depurado a un punto más elevado mi sensibilidad, permitiéndome sentir más y mejor las tiernas bofetadas que puede dar el arte.
5. Ha convertido en realidad varios sueños. El poder de tener un lápiz en la mano y escribir me da el poder de crear aquello que quiero, aquello que veo. En mi primer libro, dos de los sueños que he tenido en la vida se han vuelto realidad. Uno de ellos es el hombre rojo, a quién ya he mencionado, y otro es sobre unos pájaros de agua que se revelaron ante mí en algún momento durante mi vida universitaria. La narración de los sueños la dejo para otro día. Lo prometo.
Y tú, ¿escribes? ¿Qué regalos te ha dado el arte de escribir? Quiero saber. ¡Cuéntame!
Hasta la próxima.
Gracias por leerme,
Dolores Black
1. Un estado más profundo de meditación. Hace ya un tiempo, que con la experiencia de los años que tengo, he entendido que es importante escucharme a mí misma. Escribir me ha dado más en ese sentido, porque para expresar lo que siento, tengo que encontrar mi voz. A medida que escribo y que más busco esa voz, más y más cosas son reveladas.
2. Pedacitos del pasado. Desde que retomé la escritura como una actividad habitual en mis días, tengo constantemente revelaciones de mi pasado. Como pequeños vídeos de mi vida, de pedazos de mi vida y para seguir recibiéndolos debo seguir escribiendo. Había olvidado el ritual que realizaba mi abuela para peinar su largo cabello y luego recogerlo en una perfecta trenza y también a un personaje de cuentos que estaba hecha de barro. Esos pedacitos de pasado se los debo a escribir.
3. Me ha convertido en una mejor maestra, y mamá. Soy mamá educadora en el hogar, así que dos de mis grandes roles van de la mano. Escribir ha permitido que crezca en ese sentido porque me obliga a ver las cosas desde varios puntos de vista. Al colocarme en las cabezas de mis personajes, me he vuelto más flexible, no perfecta, y puedo entender mejor a mis hijas.
4. El arte. He apreciado el arte toda mi vida, pero reconozco, que el hecho de escribir ha depurado a un punto más elevado mi sensibilidad, permitiéndome sentir más y mejor las tiernas bofetadas que puede dar el arte.
5. Ha convertido en realidad varios sueños. El poder de tener un lápiz en la mano y escribir me da el poder de crear aquello que quiero, aquello que veo. En mi primer libro, dos de los sueños que he tenido en la vida se han vuelto realidad. Uno de ellos es el hombre rojo, a quién ya he mencionado, y otro es sobre unos pájaros de agua que se revelaron ante mí en algún momento durante mi vida universitaria. La narración de los sueños la dejo para otro día. Lo prometo.
Y tú, ¿escribes? ¿Qué regalos te ha dado el arte de escribir? Quiero saber. ¡Cuéntame!
Hasta la próxima.
Gracias por leerme,
Dolores Black