Cuando comencé este blog, te dije que una de las razones para crearlo es porque quiero
compartir las fuentes de inspiración que me ayudan a escribir (a lo mejor te sirven para escribir a ti
también). Hay tres cosas en la vida que llaman mi atención fuertemente. Estas son: el silencio, la música y los ojos.
El silencio
El silencio tiene propiedades sanadoras. El silencio en mi cabeza, cuando tengo cosas que
pensar, desenreda nudos, aclara preocupaciones y pone oraciones hermosas, llenas de sentido,
en mis páginas. Ojo, que no estoy hablando de silencio vacío, sino del silencio pleno que llena mi
espacio personal, y que me permite seguir siendo yo, y mantener la cordura de mi carácter
hipersensible en este mundo hiperestimulante.
La música
La música es sonido, y el sonido no es silencio, pero la música alimenta mi silencio. Las notas y
las letras de una buena melodía o canción preparan a mi cerebro para los momentos silenciosos.
En estos días escucho una melodía repetidamente que se llama Cantabile. La compuso un
violinista italiano llamado Paganini y yo la escucho a través de las manos, los violines y los corazones de Joshua Bell y Sarah Chang. He podido tocar mi alma escuchándola, porque hay una delicadeza tan profunda y clara en las notas de esta canción, que a veces tengo que dejar lo que estoy haciendo y escribir lo que llega a mi mente, porque si no lo hago así, con el progreso de la canción, se van mis palabras también.
Los ojos
Los ojos son parte del cuerpo de muchos seres vivos. Admiro mucha la naturaleza, y en la
naturaleza de nuestro cuerpo, me fascina observar los ojos. Los ojos abiertos de un bebé, que ve
por primera vez el mundo (gracias al trabajo del cuerpo que habito, he visto muchos) y los ojos de
las mamás que reciben a su bebé, me impresionan cada vez. Me gustan las líneas que se forman
alrededor de los ojos cuando hay felicidad o tristeza, miedo o coraje. El brillo en unos ojos de un
ser que percibe emoción, me mueve. A veces, los ojos son duros. Otras veces son blandos,
metálicos o líquidos. Puedo hablar varios días de como me obsesionan los ojos de nuestras
caras, pero no lo haré. Lo que quiero es conectar contigo para que sepas, que lo que escribo, a
pesar de pertenecer al genero de la fantasía, viene directamente de mí, y que he sacado parte de
mí, para compartirlo contigo que lees lo que escribo.
Hasta la próxima,
Dolores Black
compartir las fuentes de inspiración que me ayudan a escribir (a lo mejor te sirven para escribir a ti
también). Hay tres cosas en la vida que llaman mi atención fuertemente. Estas son: el silencio, la música y los ojos.
El silencio
El silencio tiene propiedades sanadoras. El silencio en mi cabeza, cuando tengo cosas que
pensar, desenreda nudos, aclara preocupaciones y pone oraciones hermosas, llenas de sentido,
en mis páginas. Ojo, que no estoy hablando de silencio vacío, sino del silencio pleno que llena mi
espacio personal, y que me permite seguir siendo yo, y mantener la cordura de mi carácter
hipersensible en este mundo hiperestimulante.
La música
La música es sonido, y el sonido no es silencio, pero la música alimenta mi silencio. Las notas y
las letras de una buena melodía o canción preparan a mi cerebro para los momentos silenciosos.
En estos días escucho una melodía repetidamente que se llama Cantabile. La compuso un
violinista italiano llamado Paganini y yo la escucho a través de las manos, los violines y los corazones de Joshua Bell y Sarah Chang. He podido tocar mi alma escuchándola, porque hay una delicadeza tan profunda y clara en las notas de esta canción, que a veces tengo que dejar lo que estoy haciendo y escribir lo que llega a mi mente, porque si no lo hago así, con el progreso de la canción, se van mis palabras también.
Los ojos
Los ojos son parte del cuerpo de muchos seres vivos. Admiro mucha la naturaleza, y en la
naturaleza de nuestro cuerpo, me fascina observar los ojos. Los ojos abiertos de un bebé, que ve
por primera vez el mundo (gracias al trabajo del cuerpo que habito, he visto muchos) y los ojos de
las mamás que reciben a su bebé, me impresionan cada vez. Me gustan las líneas que se forman
alrededor de los ojos cuando hay felicidad o tristeza, miedo o coraje. El brillo en unos ojos de un
ser que percibe emoción, me mueve. A veces, los ojos son duros. Otras veces son blandos,
metálicos o líquidos. Puedo hablar varios días de como me obsesionan los ojos de nuestras
caras, pero no lo haré. Lo que quiero es conectar contigo para que sepas, que lo que escribo, a
pesar de pertenecer al genero de la fantasía, viene directamente de mí, y que he sacado parte de
mí, para compartirlo contigo que lees lo que escribo.
Hasta la próxima,
Dolores Black