"Hasta que temí perderla, jamás me cautivó la lectura. Uno no ama respirar." Harper Lee ¡Hola! Espero que estés muy bien. La frase de la escritora Harper Lee siempre me ha puesto a pensar. He reflexionado sobre esto alrededor de la acción de escribir, porque me parece que escribir y leer, parten de lugares muy cercanos. En estos tiempos, he tenido la necesidad de reflexionar cómo y por qué escribo. Escribir es una tarea que por lo general se aprende desde pequeña y llega a ser parte de la rutina. Se escribe el nombre y la información personal en formularios que llenamos para trabajar, para aprender cosas nuevas, para entretenernos. Llega a ser tan común que dejamos de darle importancia. Se convierte en una actividad mecánica, rutinaria y pequeña. Escribir, sin embargo, es una manera de expandirse, de derramarse del cuerpo físico que está limitado por muchísimas leyes. Escribir permite que los pensamientos más remotos encuentren la luz. Seres humanos del mundo entero se comunican a través de palabras, de símbolos. Una y otra vez en la historia de las civilizaciones aprendemos a escribir. Tenemos que producir estos símbolos en algún lado como si tuviéramos un manual de instrucciones internas para llevar a cabo esta actividad. Cuando no me encuentro, con frecuencia, agarro un lápiz y existo. Fluyo por el papel. No necesito instrucciones ni métodos. Hay un placer inigualable con plasmar un pensamiento en una serie de grafos que llevo aprendidos como ADN. A través de la escritura existo. No tengo otra opción. La escritura es esencial para mí. Me permite sanar, crear, informar, aprender. Llevo un lápiz imaginario en la mano izquierda como un tanque de oxígeno que me permita vivir. Escribir no es opcional. Escribir es como existir. Escribir como respirar. Y tú, ¿escribes como respiras? Gracias por leerme, Sarah Rubí
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Sarah Rubí - EscritoraSoy una secuencia de ADN con tendencia a vivir. Archivos
Febrero 2023
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