Me gusta esconderme debajo de las piedras, y también, emerger de ellas. Trepano su corteza dura para compartir algo que me inquieta. Quería escribir al comenzar el año pero no estaba lista. No fue hasta las lunas recientes y el comienzo de la primavera y el mes de mayo, en el cual dio inicio mi existencia, que pude más o menos concretar mis pensamientos en este breve escrito.
En los últimos días he practicado el silencio de las piedras y las flores para recargar mis energías, que me alertaban y reclamaban mi entera atención hacia ellas y hacia mí. Los meses iniciales del año revuelven mis sentimientos y se me acumulan las palabras. Entonces tengo que escribirlas porque la opción sería morderme la lengua y entonces mis palabras serían asesinadas y mi lengua sangraría hasta desangrarse. Hoy tengo todos los sentidos en la dirección correcta, la del amor. Quiero florecer como las flores y rodar como las piedras por el mundo entero. Las flores que a veces se le ponen con respeto a los muertos también son un símbolo de crecimiento y evolución. Las flores tienen sentido. Quiero vivir con sentido. Quiero experimentar todos los sentidos incluyendo los intangibles, sobretodo los intangibles. Entonces con tanto cinismo y tanta violencia me cuesta compartir fuera de mí. Sin embargo, desde hace tiempo, me he prometido a mí misma que todo lo que tengo que decir lo diré. No como lo quieran las demás personas sino como lo tenga que decir yo. Entonces, te cuento. Cuando estuve debajo de la piedra, mas bien dentro de ella, me di cuenta que esa piedra no quería ser arrojada. No es lo mismo lanzar un pedrada que construir una casa con la misma piedra que puede rajar una cabeza. Dentro de la piedra comenzaron a surgir pétalos de una flor desconocida que me gustaría haber inventado yo, pero no es así. La flor surgió y nació y la piedra no pudo hacer otra cosa que verla crecer, que cederle espacio, compartir el espacio. Esta flor de la que hablo no tiene la conciencia ni la necesidad de ser sembrada. Lo que necesita esta flor es existir. Nadie tiene que darle permiso. Ni la piedra, ni otra flor, ni tú, ni yo. Que las flores rueden si quieren y las piedras florezcan si quieren y que ni otra flor ni otra piedra venga a arrojar imposibilidades para intervenir en una existencia que no le pertenece ni a pedradas. Gracias por leerme, Sarah Rubí
2 Comentarios
11/12/2022 11:39:16 am
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11/14/2022 03:36:27 pm
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Sarah Rubí - EscritoraSoy una secuencia de ADN con tendencia a vivir. Archivos
Febrero 2023
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